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Sentado en una mesa, saborea un café mientras canturrea una canción de antaño. La luz le ilumina la cara arrugada y el sombrero verde. Huele a madera y antiguo “Al Tagliere” di Nese, la taberna abierta en el casco histórico de la aldea, en la calle Marconi, 69. En Nese, “Al Tagliere” no es tan sólo un restaurante, sino que es también un proyecto que une generaciones y favorece el nacimiento de la cooperación entre las asociaciones y los vecinos. La taberna se encuentra en el interior de un caserío restaurado que acoge, en su patio interior, debajo de una glicinia centenaria, un espacio para la diversión y las aficiones de antaño. Mesas en piedra con el dibujo de un tablero de ajedrez y una pista, entre las pocas que han sobrevivido en toda la provincia, para jugar a la petanca. Algunos empiezan a jugar, otros están en la barra para tomar un café. Mientras hay quien piensa en el próximo campeonato de petanca y quien decide volver a casa, se arreglan las mesas para la noche que va a llegar. La mirada se dirige hacia arriba, hacia la glicinia en flor, la frescura de las noches que vendrán, la próxima partida de cartas que no podemos perder y el concierto en directo para disfrutar mientras degustamos ricos platos y saboreamos una botella de vino.

                                                                                                                 Al Tagliere di Nese

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